PROGRAMA DE RADIO EN INTERNET "DEPORTE DE MENTE"



Hola, les invito el proximo lunes 18 de enero haremos nuestro debut como conductor de radio en el programa "Deporte de Mente" en donde hablaremos de futbol, Lucha Libre, Deporte Infantil, Psicologia del Deporte, Ciencias del Deporte y más.

Es una propuesta que iniciamos y deseamos que nos regalen un poco de su tiempo el lunes a las 21 hrs tiempo del centro de México y la pagina es http://www.radiomofee.com/
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CONCEPTO DE PERSONALIDAD EN EL FUTBOL


Concepto de
personalidad en el fútbol

Si la personalidad en términos generales, sin precisiones aplicadas a la competición ni al fútbol, representaba el sentido que una persona daba a su vida como una aportación dinámica que la impregnaba todo, la personalidad del futbolista, tendrá que ser de igual manera un dinamismo humano o psíquico que lo presida todo. No cabría la consideración parcial del futbolista mirando desde sí mismo y olvidándose de los demás, puesto que las relaciones en equipo de ese hombre son tan importantes para él como su propia contemplación o su auto análisis, ni cabría sentirse completamente integrado en el grupo sin cuidarse de la competición en todas sus facetas.

La personalidad tal como la entendemos, es un concepto total y una realidad omnipresente, agobiada por responsabilidades muy dispersas, mediatizada por múltiples limitaciones, arriesgada en medio de la competición, desgastada en ella, pero potenciada igualmente por continuos resultados favorables y momentos de plenitud que para cada futbolista se mantiene de forma peculiar.

La personalidad del futbolista está impregnada de realidades competitivas, a las que a su vez, transmite su presencia y su fuerza determinante. Un futbolista sigue paso a paso la competición, y la competición sigue simultáneamente el proceder del futbolista. De ahí que en muchas ocasiones no acertemos a discerní quien determina con mayor fuerza a quien sí la competición al futbolista o el futbolista a la competición. Dependerá de muy diversos factores de esa personalidad, según cómo reaccione ante la vida y ante el escenario del fútbol.

Un futbolista puede imprimir un sello dinámico, liberador, positivo, creativo a su contexto social, y otro, por el contrario, puede vivir a merced de lo que le imponga los condicionamientos, trabas y desequilibrios de la competición. Ambas influencias afectarán e un sentido total, es decir, que el beneficio o el perjuicio que ocasionen no son una mera anécdota, una casualidad o un asunto sin importancia.

Cuando el futbolista se duele por un resultado negativo, aunque se lepase pronto ese dolor en su ser, en su personalidad integra, ese momento de frustración o de angustia. A no ser evidentemente, que estemos frente a un futbolista apático o amorfo, al que le dé lo mismo una cosa que otra. Pero en el supuesto normal de un jugador profesional de fútbol que se dedica de lleno a sus tareas, las relaciones ante los sucesos competitivos le comprometen por entero. De ahí la urgencia de recuperar humanamente a los futbolistas doloridos, de restablecer en su plenitud su capacidad de seguir compitiendo desde la seguridad completa en sí mismos.

Un futbolista con su personalidad a remolque por las licitudes de la competición, fluctuando constantemente entre la euforia y el desaliento, sin una línea definida para asumir sin complejos la exigencia de la competición, es un futbolista “sin personalidad”, sin esa personalidad que se requiere para estar por encima de los acontecimientos.

Este sentido de la totalidad se hace extensivo al quehacer del equipo porque también el grupo humano acepta como bloque las consecuencias de responsabilizarse de todo lo que le sucede en el terreno de juego. El gol no llega a las mallas por culpa de un portero, cuya personalidad endeble cuya personalidad endeble no acertó a sobreponerse a la presión amienta, sino como consecuencia de los fallos repetidos de un equipo de hombres cuya personalidad como todo, no supo impedir que el contrario se acercara a la portería.

Dirigirse a los futbolistas únicas y exclusivamente en términos profesionales del balón, sin mencionar para nada su condición humana, sin saber nada de ellos, es olvidarse de este principio de totalidad y reducir al futbolista a una mera estadística, tanto gana tanto juega, tantos fallos tantos aciertos, o tal aparece entonces tal es.

Medir al futbolista o al entrenador, por los resultados es reconocer que sólo importa la competición como tal y no sus protagonistas. Es cierto que cuanto sucede a lo largo de un campeonato se lleva la preferencia de los comentarios en la calle y en los medios de comunicación, por la sencilla razón de que los futbolistas y sus problemas más íntimos permanecen ocultos para la mayoría d sus contemporáneos, pero éste tratamiento parcial de su vida, no debe impedir la visión por entero de lo que el jugador significa para sí mismo, para sus compañeros de equipo y para los técnicos que compiten y se desvelan por los mismo sucesos. El futbolista está ahí, totalmente inmerso en lo que está haciendo y padeciendo y el que alguien o algunos sólo se fijen en determinados aspectos de su vida no quiere decir que él, su personalidad viva y total, no se esté poniendo en juego día a día.

RASGOS ESPECIFIOS DE LA PERSONALIDAD
Cuando hablamos de a personalidad del futbolista contemplamos todos aquellos factores que contribuyen a reflejar lo que el jugador es o puede ser dentro de la competición y lo que no es o no llegó a ser, siempre desde la perspectiva humana, olvidándonos de lo que físicamente da de sí un jugador o de cómo interpreta técnicamente el fútbol. Fundamentalmente nos referimos a seis aparatados:

* La sociabilidad
* La intuitividad
* La creatividad
* La intelectividad
* La volitividad
* La emotividad.

Si intentamos valorar tanto el pensamiento, las ideas, o lo que de actividad mental nace y se desarrolla en el futbolista, como la exteriorización de toda una vida en forma de decisiones que llevarán el sello técnico de un golpe, por ejemplo, pero que arrastran desde su nacimiento hasta su formulación y realización toda la carga humana de una personalidad en acción.

Se apuesta en favor del futbolista total, visto como persona y como jugador, y nos olvidamos del concepto del fútbol total, que nos parece más una fórmula feliz de entender las acciones de los futbolistas en el campo que de reflejar con exactitud las aportaciones de quienes compiten en el fútbol. Un futbolista total practicará un fútbol total, esta es la afirmación que se quiere justificar cuando decimos que la personalidad del futbolista es una realidad plural, compleja y expuesta de continuo a múltiples solicitaciones y altibajos.

Seis son por consiguiente los pilares o fundamentos sobre los que se consolida la parsonalidad del futbolista, y estos elementos vitales hay que referirse a cada vez que enjuiciamos su conducta. De nada nos servirá, contar con futbolistas inteligentes pero incapaces al mismo tiempo de integrarse en el grupo, y esto dando por supuesto que alguien pudiera ser inteligente en el fútbol al margen del trabajo en equipo. Pero podrá darse el caso de un jugador excepcional, de cualidades técnicas ejemplares, que actuará en el campo como si todos tuvieran que jugar para él, en su exclusivo provecho. O podría suceder, en otro caso y desde una hipótesis positiva, que un futbolista muy emotivo, al que la carga efectiva de la competición proporcionará continuos disgustos, encontrará en el grupo humano al que pertenece la compensación ideal para su juego. A esa mutua interdependencia nos referimos cuando presentamos la personalidad del futbolista como un todo.

Resulta fácil descalificar a un jugador describiéndole la dimensión negativa de su personalidad y no intentando, por el contrario, descubrir cómo equilibrarle sobre la base de los demás elementos positivos que integran esa personalidad. S acusa, por ejemplo a un determinado jugador de ser indisciplinado, y se muestra esta actitud de desobediencia como la única realidad, en primer plano, de ese futbolista, al que consecuentemente se somete a un castigo. El jugador acata las normas de régimen interno del club, para su multa, rectifica en público y vuelve a la disciplina del club, es decir a los entrenamientos, a las alineaciones, a cobrar el dinero que gana con su esfuerzo. Detrás de ese proceso hay todo un mundo de factores humanos no tenidos anteriormente, con el quo también habría de contar a la hora de programar indiscriminadamente la censura a un jugador. No abogamos, quede claro, por las conductas irregulares de los futbolistas. Defendemos la consideración de totalidad que tiene que presidir la valoración y el juicio definitivo sobre el comportamiento humano de los jugadores. Si esta reflexión total considera que ese futbolista debe ser sancionado, que lo sea, pero hasta que no se pueda objetivar con seguridad las causas que motivaron aquellas reacciones hay que suspender un juicio que, debido a su fuerza impositiva y de obligado cumplimiento, afecta a toda la persona del jugador como profesional y como hombre.

Al estudiar los efectos, las consecuencias, los resultados del proceder de un futbolista podemos incurrir en la apreciación rápida, fácil injusta a veces, de vincularlos a determinadas causas, sin más que a los técnicos o a los aficionados pudieran ocurrirles. Esta forma de actuar, que resuelve de un plumazo la complejidad de los problemas que afectan a la personalidad de cualquiera, y en nuestro caso del futbolista, reviste características preocupantes que enumeraremos a continuación como pautas de una posible consideración más próxima:

Resolver por la vía rápida una actitud o una suma de actitudes que presumiblemente se juzguen como infracciones a una línea de conducta típica de un club, es aportar por la superficialidad en el tratamiento de a conducta del futbolista, independientemente de que se demostrará luego su responsabilidad punible. Hasta llegar a ese dictamen habría que estudiar a fondo los porque de esa respuesta aparentemente torpe o desdichada.

Esta forma superficial de asomarse a los resultados negativos y la réplica que se aplica tanto a los defectos o incorrecciones humanas (un acto de indisciplina) como a los errores técnicos (no acertar un gol. Un futbolista puede fallar no por malo y merecedor de quedarse en adelante en el banquillo, sino por otros motivos que podrían valerle una oportuna justificación.

Si aceptamos, como punto de partida al menos, que la personalidad del futbolista depende de esos seis elementos constitutivos esenciales. ¿Cómo atrevemos a juzgarla sin haber revisado primero cada uno de ellos y luego su mutua correlación? No caemos en la cuenta de que un momento depresivo puede dar al traste con lo que es una línea regular y positiva de conducta, y que por eso mismo no echa por tierra toda una personalidad que puede ser modélica?

Se pide entrega total ¿preparamos, entrenamos la personalidad total que la haga efectiva?

¿Qué sabemos de la inteligencia del futbolista cuando decimos que hay que jugar primero con la cabeza, y de sus relaciones con los sentimientos, si los hay, para atrevernos a decir que hay que poner el corazón en el juego? ¿Cómo se conjuga la creatividad con la construcción colectiva del trabajo en equipo para evitar el trauma de una personalidad dividida o indecisa?

Es lógico concluir, después de estas indicaciones que si la personalidad es un sentido de vida, y es autenticidad y es energía vital y es previsión a futuro, tenga que comprometer por entero al futbolista, y que lo haga a partir de cada uno de sus elementos esenciales, aunque con repercusión inmediata en todos los demás. La sensibilidad tiene su campo propio donde cuajarse, pero interesa a todo el futbolista, potenciándolo o disminuyéndolo en su actuación general. Meter un gol es un acto físico, resumen y final de una cadena de actos humanos mentales, motrices, voluntarios, pero, a su vez, ese gol que se consigue es punto de arranque, por la euforia que proporciona al jugador y al equipo, de una serie de actos humanos positivos, que pueden ir desde la autosatisfacción hasta al deseo de volver a repetirlo, como una motivación nueva, o al nacimiento de nuevas ideas con que sorprender al oponente. Es decir, que tanto la dimensión física de ese jugador como la mental o la efectiva se apoyan y se destruyen sin solución de continuidad.

A esta conciencia de totalidad también le llamamos personalidad activa, y no solo al conglomerado interno de vivencias vengan de donde vengan. Porque en el jugador se dan cita los más increíbles intercambios funcionales que puedan imaginarse, y fuera del jugador también están presentes los más apasionados gestos corporales, que traducen al pie de la letra, los latidos incesantes de su saber pensar y sentir y crear relacionarse y desear competitivos. Toda esta historia humana, la que se conoce y la que se ignora, la del dominio público y la que queda anónima o apenas reconocida, es la que da derecho a ser llamada personalidad o ser total de futbolista. Su grandeza está ahí antes que en el gesto fugaz de una acierto técnico, aunque éste se aplauda y lo otro se menosprecie, porque el futbolista mide su categoría, más que por su realización física concreta, por su inteligencia o por su voluntad que hacen posible todo el conjunto de logros físicos o técnicos. Una máquina sería capaz de golpear un balón con mayor precisión reiterada que un futbolista, perolas ocasiones de gol las crea la inteligencia y la transforma la voluntad. El futbolista se está haciendo a diario para lograr esa eficacia, dando paso a los resortes múltiples de su personalidad que se materializa en el campo. Cuanto más totalmente lo consiga, mejor y más en totalidad lo dará a conocer en el terreno de juego.
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TEMAS DE PSICOLOGIA Y DEPORTE

Que me impide tener
Éxito en el fútbol

1.- QUE ME IMPIDE TENER ÉXITO.
En los últimos 20 años hemos tenido que enfrentar grandes retos, y seguiremos enfrentando otros más, sin embargo, únicamente triunfarán aquellas personas que debido a sus recursos naturales hayan:

• Reconocido sus fortalezas.
• Aceptado la capacidad de su potencial.
• Integrado flexibilidad como parte de su cultura y hábitos.
• Elaborado un plan de mejora personal.
• Perseverantemente trabajando en disminuir sus fallas.
• Aprendiendo a vender sus ideas.
• Mostrando sus actitud de servir a los que le rodean.
• Aceptando trabajar en equipo.
• Interiorizando la integridad profesional como una forma de vida.

Hagamos una reflexión muy personal respondiendo las siguientes preguntas:

• ¿Reproporciona orgullo decir que eres una persona de servicio por vocación?
• ¿Te gustaría pertenecer a ese gran equipo que tiene una visión clara de lo que implica servir a otros para beneficio de todos?
• ¿Te sería satisfactorio saber que eres capaz de desarrollar y capitalizar el talento humano de quienes dependen de ti para la integración del conocimiento y cualquier tarea?
• ¿Crees que tu vida sería más agradable si la comunicación fuera más efectiva?
• ¿Piensas que la forma de interactuar con quienes te rodean podría mejorar a partir de algunos cambios en tu forma de ser?
• ¿Consideras importante cambiar tus paradigmas acerca de lo que significa ser un modelo a imitar en lugar de rechazar?







Entonces conviene enfatizar que tu decisión es y será el único elemento que permitirá que esto suceda, a través de tu propio compromiso contigo mismo por desarrollar en ti las áreas que tu vocación requiere. Tu convencimiento de que es posible, te llevaran a lograr las metas personales y profesionales; tu responsabilidad por ser realmente productivo haciendo que tu equipo o atleta (colaboradores, hijos, amigos, clientes) sea autodirigido y de alto rendimiento, implica que, primero como personas y luego como lo demás; dándote la oportunidad de cosechar aquello que has sembrado, pues la mentalidad de abundancia genera abundancia.

A veces nos congelamos, no sabemos que hacer o como hacer para que las cosas sucedan, nos limitamos a nosotros mismos, muy pocas veces nos regalamos espacios de reflexión que nos permitan darnos cuenta de:

• La vida es más que el fútbol.
• Todo límite que hayas conocido anteriormente puede ser traspasado.
• La vida es un reto de solucionar problemas, quien ha muerto ya no soluciona ninguno.
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LAS FUNCIONES DE LAS EMOCIONES

LA FUNCIÓN DE LAS EMOCIONES En términos psicológicos, una emoción es una reacción global del organismo frente a un estímulo externo o interno. Si se trata de un estímulo externo, podría ser un peligro físico o la experimentación de un placer, y si se trata de un estímulo interno, un deseo, un pensamiento, una creencia, etc. Cuando alguien se emociona, es su ser entero el que está afectado: su ser biológico, su ser psicológico, su comportamiento, cambia. Cuando a alguien se le anuncia una noticia triste, su respiración se altera y toma un determinado ritmo. Su expresión facial se modifica, las líneas de expresión del rostro se hacen más marcadas. Subjetivamente experimenta eso que llamamos pena, estado anímico difícil de describir pero que todos reconocemos. También sus movimientos corporales se hacen más lentos y pesados. Las emociones que a veces nos embargan pueden ser agradables o desagradables. Tanto unas como otras anuncian un cambio en el ambiente. Si nos emocionamos es que algo está ocurriendo, es que algo nos está sucediendo y afectando. Las emociones tienen una función de gran importancia: nos contactan con el mundo y nos preparan para responder a sus requerimientos. Así, por ejemplo, el miedo nos alerta frente al peligro y prepara nuestro cuerpo y nuestra psiquis para protegernos. Y la rabia nos alista frente a la agresión, poniendo en juego nuestras capacidades físicas y mentales de defensa y de ataque.
No nos será muy útil al jugar a la bolsa o al preparar una declaración de impuestos, pero, como dijo Sigmund Freud, en todos los asuntos verdaderamente fundamentales de la vida es preferible dejar la resolución a los sentimientos. ¿De qué otra manera podríamos decidir con quién casarnos, en qué persona confiar, en qué tipo de
trabajo desempeñarnos, qué hacer cuando nos encontramos de pronto ante una cuestión de vida o muerte?
Sin embargo, y sin contradecir esta afirmación, veremos al profundizar el paradigma de la Inteligencia Emocional que la clave, para muchas cuestiones no tan íntimas como decidir con quién nos casamos, es utilizar las dos mentes que tenemos: aquella que piensa (hemisferio izquierdo) y aquella que siente (hemis
LA FORMULACIÓN MÁS IMPORTANTE ACERCA DE LA FUNCIÓN DE LAS EMOCIONES
La formulación correcta de la función de las emociones la elaboró V. J. Wukmir hace más de 30 años, aunque, por desgracia, ha sido, y sigue siendo, ignorada por la psicología tradicional.
De forma sintética, Wukmir planteó:
1) el comportamiento humano está directa y exclusivamente dirigido por las emociones.
2) las emociones son un mecanismo biológico (fundamentalmente cerebral en nuestro caso) que calculan (valoran) la idoneidad de cada situación para la supervivencia del organismo (persona).
3) como todo mecanismo físico (biológico), las emociones están sujetas a múltiples interferencias, que producen un gran número de errores en el cálculo (valoración) de cada situación.
El primer punto afirma el valor supremo de las emociones, por encima de toda capacidad lógica o racional. Todo lo que hacemos, tanto si nos beneficia como si nos perjudica, lo hacemos por mandato directo de nuestras emociones. Es muy difícil que podamos actuar en contra de nuestras emociones, aunque a veces nos lo parezca.
Pensemos en el simple ejemplo de comprar una mesa. Es cierto que pensaremos en los pros y contras de cada modelo, calcularemos medidas, etc., pero al final, la mayoría de las veces nuestra decisión será emocional. ferio derecho).
Esto debería ser evidente para todos, pero nuestro orgullo pueril nos impele a proclamar la supremacía de la razón por encima de las emociones. No pasa de ser un simple eslogan. Cada día, nuestro cerebro tiene que tomar millones de decisiones y no tiene tiempo para razonamientos y cálculos lógicos. Nuestra pequeña razón es demasiado lenta y vulnerable para tomar las riendas de nuestro comportamiento. Afortunadamente, contamos con un buen sistema emocional que actúa con rapidez y diligencia, gracias a un diseño sofisticado, fruto de la evolución durante cientos de millones de años.
Además de reconocer que nuestro comportamiento está determinado por el sistema emocional, el segundo punto afirma que la función de las emociones es guiar a nuestro organismo por el sendero de la supervivencia. Dicho de otra forma, que el sistema emocional es inteligente. Las emociones nos indican cual de los caminos o alternativas favorecen más nuestra supervivencia. Y para lograr hacer esto, debe procesar una gran cantidad de información (entre muchas otras, la proveniente de nuestro pensamiento o neocórtex).
Es decir, que si sentimos alegría, por ejemplo, quiere decir que nuestro sistema emocional ha calculado (valorado) que la situación en la que nos encontramos es positiva para nuestra supervivencia. Y si lo que sentimos es temor o angustia es que nuestro sistema emocional calcula (valora) que la situación es perjudicial.
El problema de las emociones, lo que nos incomoda tanto de ellas, es que se equivocan. Este es el tercer punto. Sería muy distinta nuestra vida si las emociones siempre nos indicaran el camino correcto realmente. Esto podría ser así, si las emociones fueran nuestro "ángel de la guarda", un ser espiritual (no material) que no estuviera sujeto a interferencias ni a degradaciones. Pero las emociones surgen de la actividad física de nuestras neuronas cerebrales, que son de "carne y hueso", físicas y materiales.
Todos sabemos que cualquier aparato puede estropearse o funcionar incorrectamente debido, sobretodo, a un mal uso o a un abuso del mismo, a golpes, sobretensión, defectos de fabricación, etc. Exactamente lo mismo ocurre con el sistema emocional, que reside dentro de nuestro cerebro. Involucra el funcionamiento de miles de millones de neuronas y a miles de billones de conexiones neuronales (una barbaridad). Pero a pesar de ser un aparato realmente robusto y seguro (gracias precisamente a su enorme complejidad que le otorga mucha redundancia), no deja de ser un aparato, es decir, algo físico susceptible de ser alterado, roto, manipulado, degradado, estropeado, etc.
¿Cuantos mensajes engañosos tratan de alterar nuestras emociones? Actualmente estamos literalmente rodeados de mensajes cuyo único fin es alterar el buen funcionamiento de nuestras emociones. Aquí nos referimos a todo tipo de publicidad, por ejemplo. Es muy difícil sobrevivir, hoy en día, ante tamaño asedio practicado sistemáticamente sobre nuestro sistema emocional. La economía se beneficia pero nuestra salud no.
¿Y qué tenemos que decir de nuestras relaciones interpersonales? ¿No tratamos de engañar el sistema emocional de la pareja, hijo, jefe, cliente, vecino, amigo, policía, funcionario, etc. para que las cosas discurran según nuestros intereses? No tenemos otro remedio que tratar de que nuestro interlocutor no se enfade con nosotros, a pesar de que pudiera tener motivos para ello.
En definitiva, tenemos que tener en cuenta que la emoción (cálculo o valoración de la favorabilidad de supervivencia) puede ser errónea, debido a interferencias en nuestro sistema emocional. Es decir, puede ocurrir perfectamente que ante una situación verdaderamente peligrosa para nuestra supervivencia, sintamos alegría. Así, un joven siente alegría cuando abandona, por fin, los estudios primarios para dedicarse a lo que él siente que es verdaderamente importante: ganar dinero. Se siente bien, pero su emoción es errónea y el resultado es perjudicial para su supervivencia. ¿Qué interferencias externas han producido en su cerebro una emoción tan errónea? Este es un tema para otra ocasión.
En consecuencia, lo verdaderamente importante (para sobrevivir) de nuestras emociones, es que coincidan o se correspondan con la realidad, mientras que de otro modo, son realmente un peligro. Como decía Wukmir, "las emociones son siempre reales, pero pueden no ser verídicas" y que "lo importante (para sobrevivir) es que las emociones sean verídicas".
El mecanismo de las emociones puede comprenderse fácilmente si imaginamos que somos un barco que se gobierna mediante un piloto automático, guiado por una brújula que señala en cada momento el camino que vamos a seguir. El barco siempre obedece a la brújula (emociones), es decir, va hacia donde señala la brújula, que está especialmente diseñada para conducirnos en la difícil tarea de sobrevivir.
Es muy importante comprender que una emoción negativa es tanto o más importante que una emoción positiva, si nuestro sistema emocional no nos engaña. Ante un peligro, del tipo que sea, es imprescindible que podamos detectarlo y escapar de él y sólo contamos con las emociones. En la medida en que nuestro sistema emocional no actúe correctamente, nos conducirá irremediablemente hacia situaciones perjudiciales para nuestra supervivencia.
LOS TRES COMPONENTES DEL SISTEMA EMOCIONAL Las emociones son, en esencia impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución y que nos permiten afrontar situaciones verdaderamente difíciles; un sistema con tres componentes:

1. el perceptivo, destinado a la detección de los estímulos elicitadores (promotores de cambios fisiológicos); que incluye elementos hereditarios, como es nuestra predisposición a valorar el vacío, los lugares cerrados, los insectos o las serpientes..., como posibles situaciones peligrosas, y a veces fruto de las experiencias, como puede ser el surgimiento de una fobia o la ansiedad a los exámenes, o el placer por una buena nota.

2. el motivacional, encargado de impulsar, mantener y dirigir la conducta, gracias a su relación con el sistema hormonal: por ejemplo, el miedo nos impulsa a la evitación.

3. el conductual, que hemos de analizar en su triple manifestación, reacción fisiológica perceptible, pensamientos y conductas manifiesta. Es el elemento más influido por las experiencias de aprendizaje previo y el medio cultural. Por ejemplo: la expresión de la pena en distintas culturas o el desarrollo de estrategias de evitación de las situaciones de prueba en el ámbito escolar o las fobias escolares.
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UN PEQÑO HOMENAJE A MI MAESTRO, GUIA Y MODELO. DR GARCIA UCHA


Siempre los barcos que se hacen a la mar buscan destinos nuevos, y en la travesía podemos encontrar madeja das que nos hacen reflexionar si nuestras aventuras valen la pena; pues en los momentos en que las olas y los vientos están en contra, veo la brújula del ejemplo y vida de mi profesor Francisco Garcia Ucha, que su mano a la distancia hace señales de animo y aliento que despiertan el amor por la aventura y nos hace renacer de nuestras mas hondas emociones la pasión por la psicología del deporte. Un sencillo y sentido homenaje a quien Dios puso en el paraíso llamado Cuba. Mi Maestro un abrazo con el corazón.

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FOTOS DEL PREMIO CUATLICUE A LO MEJOR DE LA PSICOLOGIA



Este premio es de gran importancia para mi y para la psicología del deporte, ya que son varias organizaciones profesionales de la mente y universidades los que otorgan este reconocimiento y el pasado 8 de diciembre en la UNAM, lo he ganado con el documento de la Hipnosis Ericksoniana que he publicado en este blogg.



Les muestro algunas fotos











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HOMENAJE A MIS MAESTROS EN LA VIDA Y EN FUTBOL

ARTURO TAMASAKI
SU INTELIGENCIA Y TRASCEDENCIA


TADEUZ KEPKA
SU SENCILLEZ, ALEGRIA, AUTOEXIGENCIA Y SABIDURIA

OCTAVIO MORA
SU COMPROMISO, DEDICACION Y SIEMPRE SER EL MEJOR, ADEMAS DE AYUDAR A MI CARRERA PROFESIONAL


LUIS MENOTTI
SU AGUDEZA EN LA VIDA, SU LIDERAZGO Y LOGRAR AQUELLO QUE MUY POCOS LOGRAN CAMBIAR LA HISTORIA DE UN PAIS



JIMMY GOLDSMITH
SU PASION, SU PERFECCIONISMO, SENTIDO DE AMISTAD Y LIDERAZGO ADEMAS DE IMPULSAR MI CARRERA PROFESIONAL




GUUS HIDINK
TRASCENDER CON CALIDAD HUMANA E INTELIGENCIA


DANIEL AHMED
SU ENTREGA APASIONADA, SU VISION Y VALORES DENTRO Y FUERA DE LA CANCHA


BORA MILUTINOVICK
SU APERTURA, SU ALEGRIA, SU AGUDEZA Y SENCILLEZ








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