jueves, 14 de agosto de 2025

La Confianza en Exceso, un Enemigo que Juega contigo Pero en tu Contra.


 

En el deporte, hay rivales que se estudian en video, se analizan en pizarras y se enfrentan cara a cara. Pero existe otro, más sigiloso y traicionero, que no viste uniforme ni aparece en la lista de alineaciones: el exceso de confianza. Es un enemigo silencioso que se infiltra en la mente de los atletas cuando las victorias se vuelven costumbre y los aplausos empiezan a sonar más fuerte que las advertencias.

La historia está llena de favoritos que se desplomaron en el momento clave. Sucede en todas las disciplinas y en todos los niveles. El guion casi nunca cambia: el equipo o el atleta llega con un historial impecable, con la prensa augurando un resultado obvio, y con un rival que parece menor. Y ahí, en esa aparente certeza, se instala el virus de la relajación. Se entrena un poco menos, se concentra un poco menos, se corre un poco menos… porque “ya está ganado”.

Mike Tyson, el hombre que infundía miedo antes de lanzar el primer golpe, lo aprendió de la manera más dolorosa en 1990, cuando subestimó a Buster Douglas. La derrota no llegó solo por un golpe certero; llegó mucho antes, en los entrenamientos flojos, en la falta de preparación, en la confianza excesiva de quien cree que su nombre basta para ganar. La campana de esa noche en Tokio fue más que el inicio de un round: fue una lección universal para el deporte.

El exceso de confianza no siempre se nota como arrogancia. Muchas veces se disfraza de calma, de sonrisas en el calentamiento, de bromas en el vestidor. Y es peligroso porque adormece los reflejos y apaga la intensidad. El jugador que antes disputaba cada balón como si fuera el último, ahora deja pasar uno, y luego otro, convencido de que habrá tiempo para recuperarse. Pero en el deporte, el tiempo no se recupera.

Los psicólogos deportivos insisten en que la mejor manera de combatir este fenómeno es mantener la mente en modo reto. Los campeones no se conforman con ganar, buscan mejorar aun cuando ya van por delante. Messi entrenando bajo lluvia, Serena Williams repitiendo un saque una y otra vez, Novak Djokovic trabajando su concentración incluso después de un título… son ejemplos de que la excelencia no se alimenta de la fama, sino de la disciplina constante.

En el deporte, la confianza es necesaria, pero debe estar siempre acompañada de humildad competitiva. Porque el exceso de confianza puede ganar partidos en la imaginación, pero en la realidad, solo la preparación y la concentración los sellan en el marcador. La próxima vez que escuches a alguien decir “esto ya está ganado”, recuerda que los trofeos no se entregan antes del silbatazo final. Y que el rival más difícil no siempre está en frente… a veces está en tu propia cabeza.

0 comentarios:

Publicar un comentario