jueves, 3 de octubre de 2024

Manejo de Emociones en el Deporte y la Vida: La Técnica de los 90 Segundos y la Inteligencia Emocional en la Alta Competencia


 

Las emociones son parte fundamental de la experiencia humana, en la vida cotidiana y, especialmente, en el deporte. Estudios recientes han demostrado que las emociones, en su estado puro, tienen una duración de tan solo 90 segundos. Este breve lapso se refiere al tiempo que tardan en pasar las reacciones químicas en el cuerpo cuando experimentamos una emoción, como el miedo, la alegría o la ira. Sin embargo, la mayoría de las veces las emociones parecen durar mucho más. Esto se debe a que, una vez pasado ese tiempo, comenzamos a recrear mentalmente la experiencia emocional, añadiendo pensamientos que prolongan la sensación inicial. Esta tendencia a rumiarlas es lo que genera estados de estrés, ansiedad o euforia desmedida.

Comprender esta dinámica puede transformar la manera en que manejamos las emociones en la vida y en el deporte, donde la presión y la exigencia emocional son constantes. La capacidad de gestionar adecuadamente este proceso es lo que se conoce como inteligencia emocional, una habilidad que se vuelve crucial en entornos de alta exigencia.

La técnica de los 90 segundos invita a las personas a reconocer cuándo una emoción está surgiendo, permitiendo sentirla y luego dejarla ir sin involucrar pensamientos que la prolonguen. Cuando un deportista aplica esta técnica, es capaz de recuperar rápidamente el control emocional, evitando caer en estados que disminuyan su rendimiento.

Por ejemplo, Novak Djokovic, considerado uno de los mejores tenistas de la historia, utiliza técnicas de respiración y meditación para regresar a un estado de calma en cuestión de segundos, incluso después de un punto perdido en un partido importante. Djokovic ha declarado en varias entrevistas que su habilidad para “resetear” sus emociones le permite mantener una mentalidad ganadora a lo largo de todo el encuentro.

Otro caso es el de Kylian Mbappé, quien ha sido descrito como un jugador capaz de mantener la cabeza fría incluso en situaciones de alta presión, como finales de torneos o momentos decisivos en la tanda de penales. La clave radica en no permitir que el temor o la euforia se prolonguen más allá de lo necesario, retornando a un estado mental óptimo para la toma de decisiones y el rendimiento físico.

Michael Phelps, múltiple campeón olímpico de natación, también ha manifestado que su habilidad para manejar las emociones en los momentos previos a la competencia fue uno de los factores que le permitió alcanzar un nivel de excelencia nunca antes visto. La visualización de situaciones y la respiración consciente lo ayudaron a controlar la ansiedad, enfocándose únicamente en lo que podía controlar: su desempeño en la piscina.

 El manejo de las emociones no solo es relevante para los deportistas de élite, sino para cualquier persona que se enfrenta a situaciones de estrés o alta exigencia. Desarrollar la inteligencia emocional permite reconocer y gestionar los estados emocionales propios y de los demás, creando un entorno más armónico y propicio para la resolución de problemas y la convivencia.

Las investigaciones sugieren que personas con alta inteligencia emocional no solo tienen un mejor rendimiento en su trabajo o en sus estudios, sino que también desarrollan relaciones más sólidas y presentan una mayor satisfacción con su vida. La clave está en aceptar la emoción cuando surge, permitir que se disipe sin agregar pensamientos adicionales y así evitar quedar atrapados en círculos de preocupación o rumiación.

Para aplicar la técnica de los 90 segundos en la vida diaria, se recomienda:

·         Reconocer la Emoción: Identificar la emoción que se está experimentando y entender que es un proceso químico natural del cuerpo que durará 90 segundos.

·         Sentir sin Juzgar: Permitir que la emoción se manifieste sin juzgarla como “buena” o “mala”. Sentir la emoción tal como es, sin añadir pensamientos como “esto no debería estar pasando” o “esto es terrible”.

·         Dejarla Ir: Después de los 90 segundos, soltar la emoción con técnicas como la respiración profunda, la visualización positiva o el cambio de foco de atención.

Evitar la Recreación Mental: Si surge la tendencia a pensar en la emoción y las posibles consecuencias de la misma, redirigir la atención a una actividad que requiera enfoque mental, como una tarea creativa o deportiva.

El desarrollo de estas prácticas contribuirá a un mejor manejo emocional en situaciones de alta presión, ya sea en el deporte o en la vida personal y profesional. La inteligencia emocional se convierte así en un pilar para la excelencia, permitiendo a las personas alcanzar su máximo potencial sin ser saboteadas por sus propios estados emocionales.

El manejo de las emociones no consiste en ignorarlas, sino en entenderlas y gestionarlas de manera que no interfieran con nuestros objetivos. La técnica de los 90 segundos y la inteligencia emocional aplicada son herramientas poderosas para cualquier persona que desee mejorar su rendimiento en contextos de alta exigencia. Atletas como Novak Djokovic, Kylian Mbappé y Michael Phelps han demostrado que la capacidad para gestionar sus emociones es un factor determinante para alcanzar el éxito, y esa misma capacidad puede aplicarse para enfrentar los retos diarios en la vida de cualquier persona.

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