Manejo de Emociones en el Deporte y la Vida: La Técnica de los 90 Segundos y la Inteligencia Emocional en la Alta Competencia
Las
emociones son parte fundamental de la experiencia humana, en la vida cotidiana
y, especialmente, en el deporte. Estudios recientes han demostrado que las
emociones, en su estado puro, tienen una duración de tan solo 90 segundos. Este
breve lapso se refiere al tiempo que tardan en pasar las reacciones químicas en
el cuerpo cuando experimentamos una emoción, como el miedo, la alegría o la
ira. Sin embargo, la mayoría de las veces las emociones parecen durar mucho
más. Esto se debe a que, una vez pasado ese tiempo, comenzamos a recrear
mentalmente la experiencia emocional, añadiendo pensamientos que prolongan la
sensación inicial. Esta tendencia a rumiarlas es lo que genera estados de
estrés, ansiedad o euforia desmedida.
Comprender
esta dinámica puede transformar la manera en que manejamos las emociones en la
vida y en el deporte, donde la presión y la exigencia emocional son constantes.
La capacidad de gestionar adecuadamente este proceso es lo que se conoce como
inteligencia emocional, una habilidad que se vuelve crucial en entornos de alta
exigencia.
La
técnica de los 90 segundos invita a las personas a reconocer cuándo una emoción
está surgiendo, permitiendo sentirla y luego dejarla ir sin involucrar
pensamientos que la prolonguen. Cuando un deportista aplica esta técnica, es
capaz de recuperar rápidamente el control emocional, evitando caer en estados
que disminuyan su rendimiento.
Por
ejemplo, Novak Djokovic, considerado uno de los mejores tenistas de la
historia, utiliza técnicas de respiración y meditación para regresar a un
estado de calma en cuestión de segundos, incluso después de un punto perdido en
un partido importante. Djokovic ha declarado en varias entrevistas que su
habilidad para “resetear” sus emociones le permite mantener una mentalidad
ganadora a lo largo de todo el encuentro.
Otro
caso es el de Kylian Mbappé, quien ha sido descrito como un jugador capaz de
mantener la cabeza fría incluso en situaciones de alta presión, como finales de
torneos o momentos decisivos en la tanda de penales. La clave radica en no
permitir que el temor o la euforia se prolonguen más allá de lo necesario,
retornando a un estado mental óptimo para la toma de decisiones y el
rendimiento físico.
Michael
Phelps, múltiple campeón olímpico de natación, también ha manifestado que su
habilidad para manejar las emociones en los momentos previos a la competencia
fue uno de los factores que le permitió alcanzar un nivel de excelencia nunca
antes visto. La visualización de situaciones y la respiración consciente lo
ayudaron a controlar la ansiedad, enfocándose únicamente en lo que podía
controlar: su desempeño en la piscina.
Las
investigaciones sugieren que personas con alta inteligencia emocional no solo
tienen un mejor rendimiento en su trabajo o en sus estudios, sino que también
desarrollan relaciones más sólidas y presentan una mayor satisfacción con su
vida. La clave está en aceptar la emoción cuando surge, permitir que se disipe
sin agregar pensamientos adicionales y así evitar quedar atrapados en círculos
de preocupación o rumiación.
Para
aplicar la técnica de los 90 segundos en la vida diaria, se recomienda:
·
Reconocer
la Emoción: Identificar la emoción que se está experimentando y entender que es
un proceso químico natural del cuerpo que durará 90 segundos.
·
Sentir
sin Juzgar: Permitir que la emoción se manifieste sin juzgarla como “buena” o
“mala”. Sentir la emoción tal como es, sin añadir pensamientos como “esto no
debería estar pasando” o “esto es terrible”.
·
Dejarla
Ir: Después de los 90 segundos, soltar la emoción con técnicas como la
respiración profunda, la visualización positiva o el cambio de foco de
atención.
Evitar
la Recreación Mental: Si surge la tendencia a pensar en la emoción y las
posibles consecuencias de la misma, redirigir la atención a una actividad que
requiera enfoque mental, como una tarea creativa o deportiva.
El
desarrollo de estas prácticas contribuirá a un mejor manejo emocional en
situaciones de alta presión, ya sea en el deporte o en la vida personal y
profesional. La inteligencia emocional se convierte así en un pilar para la
excelencia, permitiendo a las personas alcanzar su máximo potencial sin ser
saboteadas por sus propios estados emocionales.
El
manejo de las emociones no consiste en ignorarlas, sino en entenderlas y
gestionarlas de manera que no interfieran con nuestros objetivos. La técnica de
los 90 segundos y la inteligencia emocional aplicada son herramientas poderosas
para cualquier persona que desee mejorar su rendimiento en contextos de alta
exigencia. Atletas como Novak Djokovic, Kylian Mbappé y Michael Phelps han
demostrado que la capacidad para gestionar sus emociones es un factor
determinante para alcanzar el éxito, y esa misma capacidad puede aplicarse para
enfrentar los retos diarios en la vida de cualquier persona.
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