jueves, 14 de marzo de 2013

UN PAPA PSICOLOGO

En el año de 1995 estudie un diplomado en Teología y Hermenéutica   en el Distrito Federal y un expositor era Obispo de Buenos Aires y me llamó la atención por que se mencionaba en su currículum era teólogo y Psicólogo Humanista, aspecto que no es común en las altas esferas eclesiásticas que opten por estudiar la psique humana. 
Cuando me presenté ante él y conoció mi profesión psicólogo del deporte" sonrió y dijo: "Que maravilla conocer al hombre en el deporte".
Pues hoy les comparto la conferencia que nos impartió en aquel 13 de septiembre de 1995, sin conocer que el Tiempo me diría que mi maestro sería Francisco Papa.
Conferencia "Verdaderamente éste era Hijo de Dios". por Jorge Mario Bergoglio Obispo,
"La Cristología de Mateo".
INTRODUCCIÓN.
¿Quién es Jesús? He aquí la gran interrogante que tarde o temprano no puede dejar de plantearse cualquier ser humano de cualquier época que se sienta llamado por la fé, frente al misterio de una personalidad tan desconcertante e irremediablemente atractiva como la de Jesús de Nazareth.
La pregunta se la hacen también los coetáneos de Jesús, deben habérsela hecho los reciente adheridos a las comunidades cristianas y nos la planteamos nosotros el día de hoy.
No faltan por supuesto en el evangelio de Mateo, las preguntas que en forma alguna tocan el tema de la identidad de Jesús: 
* "Y aquellos hombres maravillados, decían ¿Quién es éste que hasta los vientos y el mar obedecen? 8.27
* "Y toda la gente atónita decía ¿No será éste el hijo de David?". 12.23
* "¿No es éste el hijo del carpintero? 13.55
* "Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos ¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre? 16.13
* "Les dice él. "y vosotros ¿quien decís que soy yo?" 16.15
* "Y al entrar El en jerusalén toda la ciudad se conmovió. ¿Quién es éste? decían. 21.10
* "Jesús compareció ante el procurador y el procurador le pregunto. ¿Eres tu el rey de los judíos? 27.11
Estos cuestionamientos no sólo remiten a los personajes históricos que hacen la pregunta, sino que expresan también el sentir de la comunidad (probablemente Antioquia de Siria) en la que nació el primer evangelio. La comunidad se interroga sobre ese hombre extraordinario, y la comunidad misma va encontrando la respuesta a sus propios contenidos y de esta forma se clarifica y se va robusteciendo.
Esa respuesta ha quedado plasmada en cuatro retratos y mas actual en cuatro vídeos que reflejan un evento único, el del hijo de Dios hecho hombre.
1.- JESÚS ES EL SIERVO DE YAHVE
Mateo presenta a Jesús identificado con los rasgos del "Siervo de Yahve", una de las figuras más ricas y más misteriosas del antiguo testamento. Tres milagros siguen inmediatamente al sermón de la montaña y abren las narraciones de la actividad de Jesús como taumaturgo, la purificación de un leproso, la curación del criado del centurión y la curación de la suegra de Pedro. (8. 1- 15) Estas curaciones ponen en marcha el movimiento y los demandantes se multiplican. El evangelista comenta las múltiples curaciones usando una de las citas extraídas del cuarto cántico del siervo: "El tomo nuestras flaquezas y cargo nuestras enfermedades" (Is 53.4), Los primeros elementos de una teología de la redención aparecen en Mateo. Ciertamente todavía no se trata de la muerte de Jesús, y el vocabulario todavía no tiene nada se sacrificial; sin embargo, el autor da a las curaciones un sentido de solidaridad de Jesús con el sacrificio humano de sus contemporáneos, solidaridad que va preparando su propio sacrificio voluntario.
2.- JESÚS ES EL MAESTRO.
Moisés fue en el antiguo testamento el mediador de quien se sirvió Dios para dar la ley al pueblo de Israel. Jesucristo es el nuevo Moisés que en la montaña de las bienaventuranzas y en el acontecimiento de su propia pascua da la nueva ley. Esta ley consiste en aspirar a la perfección, según el modelo que se menciona en "Vuestro Padre celestial". En el papel de maestro Jesús no sólo "da" una ley o propone una enseñanza, sino que encarna la ley nueva del amor, habla 2como quien tiene autoridad". (7.29), una autoridad que sorprende  y se impone como auténtica en virtud del poder efectivo que le acompaña y de la integridad y rectitud de quien la detenta. Jesús hablaba por ser la sabiduría de Dios y por vivir lo que predicaba. Jesús reduce la ley antigua a su pureza original, quiere "misericordia y no sacrificios" (9, 13, 12, 7) y deja igualmente a su Iglesia como regla de misericordia y el perdón (18, 21 - 35).
3.- JESÚS ES EL HIJO DEL HOMBRE.
En la línea de la literatura apocalíptica se esperaba la venida al final de los tiempos, del hijo del hombre que llevaría a cabo el juicio. Para mateo, Jesús es ese hijo del hombre. El mismo lo declara solemnemente ante el sanedrín y anuncia que "en adelante" lo verán así (26.64) Su pascua es realmente la parusía del hijo del hombre que viene sobre las nubes a sus discípulos. (28.14) habiendo recibido todo poder (26.18), Mateo es el único que habla de esa parusía o llegada del hijo del hombre. Para el evangelista se trata en realidad del momento de que el Reino de Dios se instala en la historia. Esto se lleva a cabo en la resurrección; por esto esa parusía tiene lugar cada vez que se encuentra al Hijo del hombre misteriosamente presente en los pequeños con los que se identifica (25. 31-46).
4.- JESÚS ES EL MESÍAS.
Los que oyen a Jesús impresionados por su santidad, su autoridad y su poder, se pregunta: "¿No es éste el Mesías? o lo que es lo mismo "¿no es éste el Hijo de David? (12.23) la expresión "hijo de David", familiar a los contemporáneos de Jesús, era una forma corriente de llamar al Mesías esperado. Ante esta cuestión las gentes se dividen. Por un lado las autoridades judías deciden excomulgar a quienquiera reconocerle como Mesías, pero los que recurren a su poder milagroso lo invocan abiertamente como el Hijo de David. (9,27;15,22;20,30s). Mateo da una solemnidad particular a la fé de Pedro de apartar a Jesús del camino que debe seguir para realizar su mesianismo cuando él mismo Jesús habla de muerte y sufrimiento. Mateo presenta a Jesús como el Mesías esperado por Israel y anunciado por las escrituras, misma que cita con habilidad y abundancia para demostrar cómo se cumple cabalmente la ley en Jesús.
Jesús adopta ante este titulo una actitud de reserva, pues se prestaba a interpretaciones equivocadas por parte de los judíos, que podían entenderlo en una perspectiva de realeza temporal. Sin embrago, el día de su entrada mesiánica en Jerusalén Jesús se deja aclamar como "Hijo de David" (21.9) y en su proceso religioso, cuando el sumo sacerdote le intima a que diga si es el Mesías, Jesús no rechaza el titulo, pero es interpelado e una perspectiva trascendente: es el Hijo del hombre destinado a sentarse a la diestra de Dios (26.63s) Ahora bien, ésta confesión se hace en el momento en que comienza la pasión y es la que acarreará su condenación. (26.65). Así queda claro en Mateo qué tipo de Mesías es Jesús; no un mesías de carácter temporal, político, sino un Mesías siervo de Yahve, Hijo de Dios que sana al enfermo, da fuerza al desvalido, hace hablara a los mudos y ver a los ciegos.
5.- JESÚS ES EL HIJO DE DIOS.
En el primer evangelio el punto de perspectiva más favorable para captar una mirada de conjunto es la cristología, es el diálogo entre Jesús y los discípulos, colocado en la región de Cesaréa de Filipo. Se desarrolla en dos fases con una doble intervención de Jesús que pregunta a los discípulos cuál es la opinión de la gente sobre el Hijo del hombre. tras su respuesta, que enumera las figuras con las que es identificado Jesús (Juan Bautista, Elías, Jeremías o alguno de los profetas). Jesús vuelve a preguntar "Vosotros ¿quién decís que soy yo?". Responde Simón Pedro en nombre del grupo "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 13-16)
La res´puesta de Pedro recoge y amplía la profesión de fé de los discípulos al final del encuentro nocturno en el lago de Galilea, después del episodio de la multiplicación de los panes, los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo "verdaderamente tu eres el Hijo de Dios" (Mt 14.33), pero la originalidad y novedad de la profesión de Pedro en esa ciudad de Filipo está subrayada por la bienaventuranza con que Jesús destaca la iniciativa gratuita y soberana de Dios que ha revelado a Pedro la identidad misteriosa de Jesús (Mt 16,17; Cf 11,25-26).
Un eco de este diálogo en que por iniciativa del Padre, el portavoz de los discípulos reconoce a Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios vivo, se observa en el momento crítico del interrogatorio de Jesús ante el sanedrín. El sumo sacerdote le plantea a Jesús, que no responde nada a las acusaciones una pregunta en estos términos: "Te conjuro por Dios vivo que nos digas si tu eres el Mesías el Hijo de Dios" (Mt 26.63). La respuesta de Jesús es en parte afirmativa, pero con un añadido y una interrogación, que remiten a su revelación como Hijo del hombre, más allá del drama de la pasión y muerte.
En conclusión, la cristología de Mateo se apoya en dos títulos fundamentales: Jesús es el Cristo, que lleva a su cumplimiento la esperanza y las promesas salvíficas de la primera alianza. Esto aparece desde el principio mismo del evangelio: "Genealogía de Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Abraham" (Mt 1.1.) Este anuncio programático queda confirmado por las once citas del Antiguo Testamento. introducidas con la formula de cumplimiento: "Todo ésto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había dicho por medio del profeta.." (Mt 1.22) Pero Jesús es el Mesías porque es el Hijo de Dios, reconocido en la comunidad creyente, de la que Pedro es el representante autoizado. El es el señor que realiza la gran promesa bíblica de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Esto se lleva a cabo ´por medio de la resurrección, que constituye a Jesús en la plenitud de sus poderes (Mt 1.23,28,20). Finalmente la pesrpectiva cristológica de Mateo se arraiga en la tradición conjugada con las promesas proféticas, pero iluminada y profundizada a la luz de la experiencia de resurrección. Es la cristología que maduró dentro de la comunidad enviada por Jesús resucitado para hacer discípulos suyos a todos los pueblos con la promesa de su presencia indefectible.



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