Nuevos Momentos de Cosnciencia Democratica en el Deporte
En este año crucial para
juegos centroamericanos, panamericanos y calificaciones a eventos mundiales,
entre ellos los clasificatorios para juegos olímpicos hemos de asumir que todo
deportista seleccionado nacional tiene el derecho legal, deportivo y competitivo
de participar activamente, pero además de abrir horizontes más allá de las
meras propuestas de los administradores y que estos últimos asuman sus compromisos
que libre y espontanea voluntad han aceptado no solo con los deportistas sino
con la sociedad. obligados con ello el respeto total a estatutos de las federaciones, reglamentos deportivos
y leyes constitucionales.
En este momento es muy
necesario y es la hora de que nos empeñemos en la edificación de un gremio
deportista solidario y justo. Para ello sirve la motivación de ver como la situación
de los atletas afiliados a la federación mexicana de deportes acuáticos están en
total desamparo, sufriendo fuego político en donde los únicos que están gravemente
heridos son los deportistas y entrenadores que son victimas de federativos
rapaces, y una Comisión nacional del Deporte anoréxica en sus acciones
traicinando las razones para las cuales se creó.
Para los propósitos psicológicos
es prudente revisar el papel y sus responsabilidades de los gestores
administrativos tanto de CONADE, Comité Olímpico Mexicano y federación mexicana
de Deportes Acuáticos. No estoy instigando a una rebeldía, Sino en que se exija
desde la moralidad del puesto, Pero nosotros como parte de la familia deportiva
debemos construir una conciencia solidaria y también de exigencia a cualquier
federativo, gestor, administrador o servidor publico para verdaderamente reconozcan
la identidad de los atletas y entrenadores para que sus acciones sean a favor
del rendimiento deportivo y no solamente para las posiciones de ganar poder.
Es el momento oportuno para
que también los deportistas no solamente trabajen sus cuerpos o mentes, sino también
educarnos en la solidaridad gremial, actitudes comprometidas sociales y
contribuir para que los planes deportivos y competitivos sean sagrados, es
decir no cualquier persona los debe tocar.
El respeto al Estado y a sus
instituciones es al básico y toda la familia deportiva hemos de respetar y también
hemos de ver más allá de lo meramente legal y hacer vivir una ética de máximos y
no de carencias, mínimos o indiferencias.
La familia deportiva hemos de
asumir nuevas obligaciones sociales como las relativas a la mejora del tejido
social, asumir nuevas virtudes que son fundamentales para superar las
perspectivas reaccionarias típicas de las actitudes de castigo contra ciertos
deportistas que alzan la voz y que busquemos desafíos desde la perspectiva
propositiva y sostenible.
Es muy importante que los
deportistas y entrenadores además de formar una cultura del esfuerzo ahora
incorporen la conciencia de una democracia en el compromiso de una construcción
de cultura en el respeto a los planes deportivos en representación nacional o
estatal. Hay nuevos quehaceres sociales deportivos mediante una superación de ideologías
sectarias o interese particulares.
Un deportista de alto
rendimiento no deja la competencia en la benevolencia de sus rivales, pues un
deportista y entrenador de alto rendimiento no deja en manos de otros el futuro
de su vida competitiva, sino que se hace protagonista de la transformación que
requiere.
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